Por Angélica Serrano-Román/ Especial El Nuevo Día
Rolando Pérez Santos, de 21 años, fue uno de los ocho jóvenes puertorriqueños que juraron hoy, martes, bandera en la ceremonia para unirse a las Fuerzas Armadas antes de partir a sus entrenamientos fuera de Puerto Rico.
Pérez, natural de Ponce, partiría a Austin, Texas, hoy mismo, dejando en la isla a su familia, incluyendo a su madre, quien fue diagnosticada con cáncer justamente en el momento en el que aprobó el ASVAB, el examen de admisión a las Fuerzas Armadas.
“No es fácil…”, dijo Analexis Santos, la madre del joven, tomando un momento.
“Pero, es su futuro… y sé que es lo mejor para él. Yo sé que está muy feliz… y su felicidad es la mía”, continuó.
Santos comentó que, cuando su hijo recibió la carta de aceptación, comenzó a brincar de la emoción. “Yo empecé a llorar (de felicidad) y él me dijo: ‘Mami, no llores’”.
El joven ponceño le prometió a su madre que, no importando en qué fase se encuentre por su condición de salud, culminaría su propósito en el servicio militar. “No importaba lo que pasara conmigo, él tenía que seguir hacia adelante”, expresó la madre.
Pérez estudiaba Criminología, en la Universidad Católica en Ponce, al momento de ser aceptado en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Dijo que siempre estuvo interesado en esa rama, pero su interés incrementó luego de participar en el programa Air Force JROTC, dedicado a promover el servicio comunitario, la responsabilidad y la autodisciplina, en la Escuela Superior Jardines, en Ponce.
Cuando entró a la oficina de reclutamiento por primera vez, sintió nervios e incertidumbre, relató el joven. “Yo no sabía cómo sería el proceso y cuánto iba a durar. Tenía un poco de miedo”, admitió.
Su abuelo había servido en el Ejército de los Estados Unidos, en Vietnam, durante 24 años. De igual forma, sus primos y su abuelastro.
“Todos han estado en las Fuerzas Armadas. Crecí escuchando esas historias. Juan, que es como mi abuelo, estuvo 33 años en el Air Force y me hablaba de eso. Eso avivó la llama que tenía”, manifestó Pérez.
Esta decisión no cambia sus planes, dijo. “Esto los ajusta”, mencionando que desea culminar su bachillerato y continuar estudios graduados en Leyes.
“Lo más que me duele es separarme de él. Nunca se había separado de nosotros, pero estoy satisfecha porque es lo que él quiere”, mencionó su abuela, Gladys Vélez.
Por su parte, Rolando Pérez, el padre del joven, admitió que la decisión de su hijo ha unido a la familia. “Yo sé que él va a estar bien”.
Durante la ceremonia también estuvo presente su madrastra, padrastro, hermanos gemelos y su esposa, para despedirse antes de que este parta a Estados Unidos. “Fue emotivo para todo el mundo, pero entendieron (la decisión) y ellos están aquí”, expresó Pérez.
De otro lado, Héctor Mercado, de 22 años, dijo que cada persona debe servir al menos una vez en la vida.
“De hecho, iba a tomar la decisión antes, pero mis padres se opusieron por la noción antigua de lo que era (el Army)”, comentó.
Mercado no considera que deja algo atrás con su decisión. “Si no hago esto, voy a estar dejando cosas atrás”. Comentó que aspira completar su bachillerato y entrar a la Escuela de Leyes.
A nivel personal, el joven aguadeño comentó que de esta experiencia obtendrá estructura, estabilidad y satisfacción personal. Mientras que, por ahora, las Fuerzas Armadas le han dado disciplina, dijo.
“Me da un poco de tristeza que dejaré a mi familia, pero no es un adiós. Es un hasta luego”, admitió Mercado.
Los solicitantes, provenientes de diversos pueblos, fueron Pérez Santos, Mercado, Luis Castillo, Christian Hernández, Eliezer Rivera, John Rodríguez, Eric Domenech y Carlos Cintrón.
Antes del 1973, se había impuesto el servicio militar en las Fuerzas Armadas. Desde entonces, alistarse es una decisión voluntaria. Todos los años ingresan aproximadamente entre 4,000 a 5,000 jóvenes de Puerto Rico, informó las Fuerzas Armadas.
Foto: Teresa Canino para El Nuevo Día
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